El 20 de febrero celebraremos el
Día Mundial de la Justicia Social, como viene siendo habitual desde que, en el
mes de noviembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo marcase
como hito y fecha reseñable.
Fue el año siguiente, cuando la
OIT (Organización Internacional del Trabajo), adoptó por unanimidad la
Declaración sobre la Justicia Social para una globalización equitativa. Esta
Declaración supone una guía para la promoción de una globalización basada en el
Trabajo Decente; en la misma línea, esta Declaración supone una herramienta
práctica para acelerar el progreso en la aplicación de la Agenda de Trabajo
Decente a nivel de país, así como una perspectiva productiva que destaca la
importancia de las empresas sostenibles para la creación de más empleo y oportunidades
de ingresos para todos.
La Justicia Social es un concepto
basado en el reparto equitativo de recursos, bienes y servicios que se traduce
en opciones y oportunidades equitativas para todas las personas.
El concepto de Justicia Social,
alineado con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), es fundamental para
acabar con la pobreza y las desigualdades sociales, convirtiéndose en la única
vía para favorecer la dignidad de todas las personas.
Tal y como señala el Papa
Francisco en la encíclica "Fratelli Tutti", el empleo sigue siendo la clave
fundamental de la cuestión social en un mundo donde predomina la precariedad
laboral y en el que los cambios sociales, culturales, económicos y políticos,
reclaman otro modelo de organización del trabajo.
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